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Artur Mas en su escaño en la Generalitat de Cataluña. |
Ayer se hizo público el acuerdo
firmado a última hora y para sorpresa de todos entre la CUP (partido
antisistema) y Junts pel Sí (coalición variopinta de conservadores,
liberales, socialdemócratas y marxistas por la independencia) para
la formación de gobierno en Cataluña.
Tras meses de duras negociaciones, donde los que perdían eran los ciudadanos de Cataluña por no tener un gobierno en funciones que asumiese los problemas reales, el resultado ha sido igual de nefasto que la espera. El nuevo gobierno no será presidido por Artur Mas, quien a último momento se ha desmarcado para tratar de actuar como mártir, sino una cabeza poco visible de convergencia, ésto no afecta en nada a la situación en Cataluña, pues no es el líder el problema, sino el equipo de gobierno que habrá. El batido ideológico que se ha creado desde un extremo a otro del mapa político es el que gobernará Cataluña, teniendo además como punto principal la independencia y olvidando los problemas auténticos: el déficit, el impago a las farmacias, la pobreza energética, la falta de cohesión social, el paro, etc.
Habrá acuerdo, pero tocará ver si se pondrán de acuerdo en los presupuestos anuales o si explotará la legislatura en la primera discrepancia. Los catalanes pierden, y con ello, todos los españoles.
Tras meses de duras negociaciones, donde los que perdían eran los ciudadanos de Cataluña por no tener un gobierno en funciones que asumiese los problemas reales, el resultado ha sido igual de nefasto que la espera. El nuevo gobierno no será presidido por Artur Mas, quien a último momento se ha desmarcado para tratar de actuar como mártir, sino una cabeza poco visible de convergencia, ésto no afecta en nada a la situación en Cataluña, pues no es el líder el problema, sino el equipo de gobierno que habrá. El batido ideológico que se ha creado desde un extremo a otro del mapa político es el que gobernará Cataluña, teniendo además como punto principal la independencia y olvidando los problemas auténticos: el déficit, el impago a las farmacias, la pobreza energética, la falta de cohesión social, el paro, etc.
Habrá acuerdo, pero tocará ver si se pondrán de acuerdo en los presupuestos anuales o si explotará la legislatura en la primera discrepancia. Los catalanes pierden, y con ello, todos los españoles.
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