Rosa del Río muestra en su obra
una visión de cómo entender el periodismo económico y financiero así como su
puesta en práctica. Podemos hacer una doble división: por un lado, unas
nociones de información económica y por el otro, una explicación de los grandes
conceptos de la ciencia económica.
Este tratado de economía se apoya
en el leitmotiv de la mayoría de los
manuales de periodismo (definición de noticia, rasgos y características de la
misma y la importancia del buen uso de la pirámide invertida), y en las
funciones por antonomasia de los medios de comunicación – formar, informar y
entretener–. En esta línea, la veterana redactora económica explica la deontología
periodística, la diferencia entre el periodista fuente y periodista medio, el
verdadero valor de las ruedas de prensa –que no deben ser notas de prensa– y el
mejor medio de comunicación en función de nuestro objetivo informativo.
Para argumentar los grandes
campos de información económica, la expresidenta de la APIE (Asociación de Periodistas
de Información Económica) comienza con la exposición de los indicadores
económicos y la importancia que tienen los impuestos –directos e indirectos–
para el sostenimiento del Estado y la perversidad de la deuda pública. Estas
explicaciones son acompañadas de casos prácticos como el análisis de un cuadro macroeconómico.
La autora, ilustre directora del semanario
El Nuevo Lunes, reconoce la relevancia de la empresa como actor económico y
realiza una clasificación de la misma siguiendo una serie de variables –entidad,
grado de responsabilidad de los socios y sectores económicos-. La división
sectorial la completa dando notoriedad tanto a la inversión del I+D, en la
industria y en otros sectores, como al reconocimiento del sector terciario, biga
principal del sostenimiento económico español. También cabe destacar las
divisiones y subdivisiones de la CNAE (Clasificación Nacional de Actividades
Económicas). Unido a la idea de empresa, la periodista riojana diferencia entre
el valor sustancial y el valor de la empresa y los bienes materiales e
inmateriales. Tampoco olvida que nos encontramos en la sociedad de la
información cuyo eje central es el fenómeno de la globalización.
Si hay algo vital para un país es
su política monetaria –marcada por Europa– por ello la autora se centra en su
definición, en las tres principales clases que la componen (entidades de
crédito, intermediarios del mercado de valores y otras entidades financieras) y
en sus cuatro etapas: autárquica, desarrollista, final de la dictadura y la
creación de la UEM (Unión Económica y Monetaria).
Continúa con una división tan
fundamental como es la de banco y caja, así como la explicación de los
conceptos de: compañías de seguros, planes de pensiones, seguros de vida, arrendamiento
financiero o leasing y operaciones bursátiles. La profesora, alma mater de la Universidad
Complutense de Madrid, explica detalladamente
la clasificación del Eurosistema, las funciones monetarias del Banco Central Europeo
y los tres criterios de clasificación del IFM (Instituciones Financieras
monetarias); así como los objetivos e instrumentos del SEBC (Sistema Europeo de Bancos Centrales). Algunas de estas
entidades forman parte de la historia europea; por ello, este manual también
contiene los principales hitos para la constitución de este proyecto común. Del
Río, licenciada en Geografía e Historia, pone fin a su obra con el llamado “Efecto
globalización” aplicado a la economía, basado en las alianzas entre países, como
la OMC (Organización Mundial del Comercio).
ANÁLISIS CRÍTICO
La gran mayoría de carreras
universitarias necesitan manuales específicos para poder entender o ampliar
conocimientos. El problema surge cuando demandamos un libro concreto, más o
menos extenso, para tratar alguna disciplina afín. Esta obra, en materia económica,
soluciona esta complicación.
Si en otros libros un comentario pertinente
incluiría que las ciencias periodística y económica permanecen interrelacionadas,
en este es indispensable. Esta realidad se ve potenciada al ser la autora doctora
en Ciencias de la Información y contar con un amplio bagaje en la Economía; por
ello, sabe cómo trabajar en ambas disciplinas y las complicaciones que pueden
existir.
No existe mejor manera de empezar
el libro que con lecciones puras de periodismo porque reafirma aún más la
necesidad de conocer esta ciencia, y porque son conceptos que por obvios o
simples que puedan parecer, “Se cometen errores”. Su labor como docente queda
plasmada en ejemplos, cuidadosamente seleccionados, con que un periodista
económico puede encontrarse, y en una misma pauta de análisis, basada siempre
en fundamentos teóricos.
Al igual que en cualquier obra
teórico-práctica, la dificultad estriba en condesar todos los conceptos y que a
su vez sean entendibles. En mi opinión sí existe una repetición de ideas que aunque
expresadas de forma distinta, el fondo es el mismo. La duplicación de
conceptos, en materia periodística y en la información de los medios públicos,
ayuda al desorden del lector. A pesar de esta crítica negativa, mi experiencia
en el periodismo me hace apreciar manuales de estas características y
continuamente me vienen a la mente pautas y ayudas a la hora de redactar una
información o de elegir el medio de comunicación adecuado en función de mi
objetivo.
En la segunda parte de Periodismo económico y financiero, mis
percepciones negativas desaparecen. En primer lugar porque ha cumplido de forma
escrupulosa la máxima de “Cualquier sigla que se escriba, ha de ser explicada”
y en segundo lugar, por resumir en puntos claros conceptos que a priori podrían
resultar complejos, como la política monetaria o la información bursátil. También,
haciendo honor al título, explica los elementos básicos de una economía
(variables y fuentes para generar dinero) y a la vez expone con sencillez la
forma de administrar dicho dinero. En definitiva, conjuga el apartado económico
con el financiero, obvio por una parte, pero sin olvidar sus diferencias.
En la actualidad son muchos los
euroescépticos, no solo en pensamiento sino en acción, a los que recomendaría
esta obra para que no olvidasen la importancia que tuvo, por ejemplo para
España, formar parte de la Unión Europea; pese a poder escribir otro manual
analizando sus puntos débiles u errores. Pero más que los moderados antieuropeístas
me preocupan los ignorantes. Por ello, también les regalaría un ejemplar de la
presente obra al explicar de forma concisa los organismos y funciones de los países
que lo forman.
La autora nos impacta con un
mensaje claro, un periodista no debe cerrar su cuaderno, o aparato tecnológico,
a un campo específico, pese a que existan especializaciones, porque –como en
una ocasión afirmó María España, viuda de Francisco Umbral– “Hay que ser especialistas
en la generalidad”. En los tiempos actuales a esta forma de trabajar la
llamamos “Periodismo todoterreno”. No hace falta dedicar más palabras a
explicar el desgaste de esta expresión que partió, periodísticamente hablando,
de un idilio entre el profesional y “El mejor oficio del mundo”.
Un análisis completo, exhaustivo pero a la vez sencillo de una obra periodística de primer nivel, recomendada tanto para los profesionales de la materia como para el público en general.
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