“El rock and roll no es cosa
de niños” con esta provocadora frase comienza este espectáculo, en mayúsculas,
cargado de humor, sabiduría y por supuesto, mucha música. Después de haber llenado
los principales teatros en ciudades como Valladolid, Bilbao, León, Cáceres o Ponferrada;
el dúo vallisoletano Happening
pretende cargar al Teatro Fígaro de altas dosis de rocanrol.
En el mundo del espectáculo,
con indiferencia de géneros, lo primordial es tener las ideas meridianas: qué
deseo transmitir, por qué medios y a quién me dirijo. El bajista Sergio Aparicio, el guitarrista Carlos García-Zúñiga y el batería Raúl Arroyo, lo tienen claro. Su
objetivo es transmitir el amor por la música, en general, y por el del rock en
particular. El vehículo para lograrlo es un relato didáctico de la historia de
este género con toques de humor. Con estos ingredientes pretenden que distintas
generaciones disfruten de la música y, por supuesto, no paren de bailar. Todos
los engranajes de la cadena funcionan a la perfección en El Rock suena… en familia.
La idea de juntar a padres y
madres con sus hijos en una misma sala, alejados de cuentos caducos y
marionetas, ya es un éxito parcial. Si además le sumamos que durante 90 minutos
podremos recorrer la historia de la música moderna, a través de un género
musical tan cercano a niños y adultos, como es el Rock and Roll, es un éxito
absoluto. En las representaciones teatrales, la mayor parte de la crítica está
dedicada al comportamiento de los actores en escena, a sus relaciones en el
escenario y a su calidad interpretativa. En este evento musical, a mi juicio,
las anteriores categorías no aportan valor crítico. La esencia del grupo Happening es divertir al espectador
mientras escucha en directo las canciones de Elvis Presley, Ritchie Valens, The
Beatles, The Rolling Stones, Ramones, Queen o AC/DC.
Repetimos como frase hecha
que “Los niños nunca mienten”. Esta afirmación esconde una gran verdad. Los más
pequeños no tienen filtros para expresar sus sentimientos. En el espectáculo
pude apreciar cómo los chavales y chavalas gritaban, bailaban, saltaban y
cantaban al ritmo de las melodías. Lo que menos hicieron es estar sentados. Por
supuesto que el mérito principal lo tiene la música pero el buen hacer de los
conductores del espectáculo lo puso más fácil.
Doy por supuesto la calidad
musical de los tres intérpretes y su habilidad con sus respectivos
instrumentos. Compartir escenario, durante 17 años, con grupos y artistas
consagrados como Celtas Cortos, La Frontera, La Guardia, Los Secretos, Melendi
o Pereza es suficiente carta de presentación. Además de ejercer como
profesionales de la música, Aparicio,
García Zúñiga, y Arroyo fueron maestros de ceremonia de
su espectáculo. Comenzaron por los inicios del rocanrol con el blues como protagonista y fueron
repasando los cantantes y las bandas más representativas de este género,
tocando en directo por supuesto. Por tanto, además de la música, los cantantes
reprodujeron un relato contado en manuales y libros de texto pero con su sello
propio, el humor.
En este tipo de actos, la
interacción con el público –en su mayoría infantil– es imprescindible para que
el espectáculo posea ritmo y el espectador también sea partícipe del mismo. La
expresión más palpable de que los artistas cumplieron este cometido es que solo
con decir la palabra “voluntario” la mano de los pequeños ya estaba levantada. Por
otra parte, los progenitores y familiares también intervinieron en el
espectáculo. Si deciden ir a ver este evento –con carácter de musical– deben
dejar la vergüenza en casa. Para dotar al espectáculo de mayor realismo, los
promotores se transforman en viejas glorias del rock, como Elvis Presley, Paul McCartney
o Angus Young (AC/DC).
El
Rock suena… en familia es un concierto, donde los juegos de
luces y sonidos y el humo artificial están presentes. Esta iniciativa
innovadora hace que sea más que música en directo. Estoy convencido que los
niños y niñas que acudan a ver este espectáculo musical aprenderán más de la
música –en sentido amplio– que en una clase convencional. Por ello, los
organizadores podrían abarcar más conceptos musicales y dar cabida a grupos
menos conocidos de la historia de la música.
El alegato último de los
artistas al público fue escuchar todo tipo de música, amar este arte y valorar
las aportaciones españolas a este género. La cultura, incluida la musical, no
hay que defenderla como a un ser indefenso ¡hay que vivirla!, y, en esta
ocasión, bailarla.
En
El Rock… suena en familia mientras los
pequeños aprenden a amar la música los mayores recordarán tiempos de juventud
Dirección
artística: Happening
Artistas: Sergio
Aparicio (voz principal y bajo), Carlos García-Zúñiga (guitarra eléctrica) y
Raúl Arroyo (batería).
Lugar: Teatro
Fígaro (Calle del Dr Cortezo, 5, 28012 Madrid)
Funciones: hasta
el 18 de marzo de 2018
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