Los
animales más famosos de la gran pantalla aterrizan en el Teatro de la Luz
Philips Gran Vía para hacernos bailar, cantar y disfrutar con un espectáculo musical
único en el centro de la capital, recién llegado de Italia. Alex (el león), Marty (la cebra), Gloria
(el hipopótamo), Melman (la jirafa)
y muchas otras especies nos invitan a conocer una historia cargada de
sentimientos humanos, con altas dosis de ritmo y mucha diversión, no solo para
los más pequeños sino para toda la familia.
El
director Matteo Gastaldo basa su
espectáculo en la película de animación de Dreamworks,
pero introduce su sello personal con sorpresas musicales que contarán con el
beneplácito del público, aunque respeta fielmente la idea original. En el
zoológico neoyorquino de Central Park habitan unos peculiares animales que
viven con gran pasión su trabajo: hacer disfrutar a los visitantes de todos sus
encantos. Cada especie tiene una visión particular del mundo e intentará
defenderla con ahínco, aunque las circunstancias les harán variar su acomodada vida. Alex, el león (interpretado
por Adrián Salzedo), es la estrella
del circo y su única aspiración, aparte de causar buena impresión, es tener a
su alcance un buen pedazo de carne. Su mejor amigo, Marty (caracterizado por Armando
Valenzuela) representa todo lo contrario; es una cebra con sueños por
cumplir, como vivir en libertad. Este equipo de mamíferos lo completan una
presumida hipopótamo hembra, Gloria (interpretada
por Amynata Sow), y una hipocondriaca
y lastimosa jirafa, Melman (que da
vida Pablo Serna)
Una
noche, cuatro pingüinos del zoo (Skipper, Kovalsky, Soldado y Rico) deciden
huir de la cautividad y emprender un viaje hacia la Antártida. La cebra Marty les descubre y le impregnan la
idea de libertad. De forma indirecta, Marty
intenta hacer ver a sus amigos la oportunidad de cambiar de vida, pero con
poco éxito. No obstante, sus ganas de liberación le llevan a huir en solitario,
aunque solo sea una noche. Cuando sus amigos descubren la ausencia de la cebra
en el zoo dejan sus diferencias y acuden en su ayuda. En la estación de Central
Park se reúnen todas las especies, pero por el gran revuelo causado son
descubiertos y enviados en cajas a una reserva natural en la sabana. En su
nueva vida conocerán a nuevos compañeros vertebrados (Zelda, Candy y Swing) y disfrutarán de nuevas
experiencias pero también deberán solucionar los problemas que vayan surgiendo.
En
cualquier espectáculo musical teatralizado existen elementos básicos como la
música y canción, el baile y el diálogo, que a su vez forman un todo. En Madagascar, todos los componentes anteriores funcionan
a la perfección de forma individual, lo que consigue que el conjunto sea
vistoso, armonioso y cargado de sentido. De nuevo, quiero resaltar la excelente
idea de haber llevado al formato musical la película Dreamworks. Los animales son dotados de sentimientos, en ocasiones contradictorios,
que enganchan con facilidad al público y, además de disfrutar del humor en
algunas de sus frases, podrá reflexionar qué personaje les define mejor. Pero quien
no haya visto la película puede seguir a la perfección el hilo del relato.
La
música es el eje central de cualquier espectáculo de estas características.
Desde la entrada al teatro ya puede escucharse un hilo musical de fondo que
invita a ver la función. Durante la representación, los acordes acompañan las
acciones de los personajes y animan a seguir, con mayor atención, la actuación
de los actores y los sentimientos que proyectan los animales. Además, la
melodía –escogida por Fabio Serri– es
el aliado necesario para evitar que los diálogos puedan hacerse tediosos. El
equipo de sonido, en ocasiones olvidado en las representaciones, trabajó con
solvencia para que las composiciones pudieran escucharse en todos los rincones
del teatro.
La
canción –propiamente dicha– es el rasgo diferenciador con respecto a otras
representaciones. En el filme, la canción que hace despeinarse a todos los
animales es el pegadizo “Yo quiero marcha, marcha”. Pero además, en esta
producción escénica, también se han incluido 16 nuevos temas inéditos, que
invitan al espectador a conocer mejor a cada personaje. Todas las voces fueron
en directo; es necesaria esta aclaración porque la limpieza y claridad parecen
proceder de un estudio de grabación. Todos los actores ofrecen a los asistentes
una amplia gama de registros vocales (desde los agudos de Amynata sow hasta los graves de Adrián Salcedo), cadencias y pulsos bien medidos y canciones
individuales y corales, que arrancaron el aplauso del público.
Como
cualquier espectáculo teatral, la interpretación es una pieza fundamental para
dar verosimilitud al guion. Al tratarse de un espectáculo musical, el baile
acompaña a los anteriores elementos y dota a la actuación de un ritmo físico. Los movimientos de los actores fueron
acompasados y jugaron con la profundidad y largura del escenario. Destaco una
escena donde los animales llegaban a las manos y se peleaban bailando. Los
protagonistas están bien caracterizados con vestimentas adecuadas aunque su
atuendo sea, probablemente, lo menos vistoso del espectáculo. Para ayudarse de
los movimientos escénicos, el escenario cuenta con grandes plataformas
giratorias que reproducen la isla de Madagascar o el zoológico estadounidense.
Por
último, la trama se compone de diálogos frescos y cargados de elementos de
humor para que los más pequeños puedan seguirlos con facilidad y así mismo, el
escritor Kevin del Águila introduce
píldoras culturales como la mención a Fernando
de Magallanes o a Félix Rodríguez de
la Fuente. Sería un error que el
espectador se quedara únicamente con los elementos vistosos o los juegos de
luces. Más allá de la magnífica interpretación de los actores, subyacen
nuestros sentimientos (porque también somos animales). El director Matteo Gastaldo hace hincapié en el
valor de la amistad, pero podemos añadir otros como el de camaradería, el
trabajo en equipo o la constancia para conseguir nuestros sueños. Además, el
director hace una crítica implícita a la explotación animal y un alegato a
favor de la libertad, ya sea animal o humana. En ocasiones, igual que en el
musical de Madagascar, hay dudas
emocionales que nos hacen flaquear en nuestro empeño, pero en nosotros está adoptar
la actitud misma de estos animales, reponernos y vivir la vida con una sonrisa,
que es así como saldrá el espectador del teatro.
Siéntete como un animal
bailando y cantando al ritmo de la música.
Dirección: Matteo Gastaldo. Dirección musical: Fabio Serri. Texto, Kevin del Águila.
Reparto: Adrián Salzedo, Armando Valenzuela, Pablo Serna, Pedro Castro, Amynata Sow,
Falco cabo, Jonathan Varo, Álvaro de Vega, Elena González, Lucía castro, Laura
salvador, Giada D'auria, Miriam Camino, Sergio Wolbers,
Lugar: Teatro
de la Luz Philips Gran Vía (Gran Vía, 66, 28013 Madrid)
Funciones: hasta el 13 de mayo.
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