La educación recibida en la
infancia marca a una persona para toda la vida, de igual forma que sus
vivencias. Estas dos proposiciones son defendidas por Franz Kafka en Carta al padre:
tentativas de evasión de la esfera paterna. Ahora podrán ponerle voz y cara
al escritor austrohúngaro en Los teatros Luchana.
Adaptar al teatro una de las
obras más representativas de Kafka entraña
una dificultad descomunal. En los libros, el lector puede imaginar en su mente
la representación de las escenas o la gestualidad de los personajes, pero sobre
las tablas no debe quedar duda de las emociones de los protagonistas. Cuando la
adaptación la hace uno de los autores más galardonados y representativos del
teatro español como es José Sanchis Sinisterra, el interés
está asegurado. El dramaturgo valenciano traslada el libro que Franz Kafka escribió a su padre, en
noviembre de 1919, con rigor y precisión aunque también imprime su sello
propio, la labor didáctica y pedagógica que caracterizan a sus textos.
Sanchis
Sinisterra recrea en los escenarios un texto donde Kafka muestra su dolor y resentimiento
por la educación recibida por su padre. Vuelca sobre él todas sus inseguridades
y miedos y le acusa de todos los males que le han aquejado en las distintas
facetas de su vida (familiar, amorosa y sentimental). El libreto de la obra
está cargado de preguntas introspectivas, algunas retóricas, y de frases para
la reflexión: ¿hasta qué punto vale más pájaro en mano (…) si lo que se posee
es la nada, o a lo sumo el pájaro aplastado? A pesar de ser un texto denso en
contenido, el lenguaje es entendible y cargado de pródigos adjetivos, lo que dinamiza
la obra. En poco más de una hora, este dramaturgo da conocer al público las 103
páginas del manuscrito original que Hermann
(padre de Kafka) nunca pudo
leer.
Jorge
de las Heras da vida al escritor austrohúngaro y protagoniza
la representación. Los ojos del público están clavados en su actuación porque
sus frases ocupan prácticamente los 90 minutos de la función. De las Heras (promotor de La Escalera de Jacob) declama su texto con fuerza y
solvencia, da muestra de su fortaleza
vocal –mediante gritos y risas exacerbadas– y facilidad para imitar voces
seniles. Su interpretación transmite al espectador las inseguridades, los temores
y reproches de su personaje. Como dice en una de sus frases, su mundo queda
reducido a tres sujetos: “él, su padre y el resto”. Su texto está cargado de un
desgarrador amor-odio hacia su progenitor. Todos estos sentimientos son
representados con maestría y brillantez. Realmente da la sensación de que Kafka, en boca del actor, está
recitando las palabras que por miedo o por vergüenza nunca tuvo el valor de
decírselas a su padre.
El padre de Kafka es interpretado por Rafa Nuñez, un rostro conocido del
mundo del teatro. Su texto es breve, y por ello debe mostrar especial cuidado
en saber transmitir los sentimientos de su personaje, dominado por el cansancio
y la amargura de una vida cercana a su fin. Mientras Núñez recitaba su texto, me venía a la mente una pregunta: ¿Hasta
qué punto podemos exigir responsabilidades al otro por nuestros actos, aunque
hayan sido marcados por su influencia? En un momento de la representación, la
luz del foco dibujaba sobre el fondo de la sala la sombra alargada del actor.
Qué mejor metáfora para definir la influencia que tuvo Hermann Kafka sobre su hijo. La experimentada actriz Milagros Morón interpreta a la madre del
protagonista. No dice ninguna palabra en la obra, pero los gestos de su
personaje muestran complicidad y ternura con su hijo. Morón representa a la mujer dominada y sometida del siglo anterior.
La puesta en escena es cuidada
y está estratégicamente diseñada. Jorge
de las Heras (Franz) lleva a su
padre ante un tribunal imaginario donde ejerce el papel de acusador. Rafa Nuñez (Hermann) representa el rol del acusado. Milagros Morón (Julie) el
de testigo y el público el de juez. La ambientación en este tipo de obras es
fundamental. El carácter intimista de la sala de los teatros Luchana es el
lugar idóneo para disfrutar de esta obra bibliográfica cercana a lo onírico.
Las luces son otro de los aciertos de la representación. La sala oscura y el
foco de luz posado sobre los protagonistas otorga una sensación de poder y
superioridad a quien habla, como si de un plano cenital (desde arriba) en el
cine se tratara. El hilo musical, extraído de una banda sonora japonesa, aporta
contundencia y carácter psicológico.
Carta
al padre: tentativas de evasión de la esfera paterna
permite retrotraernos a las primeras décadas del siglo pasado y recordar el sistema
educacional, las relaciones paterno-filiales y el reparto de roles en el seno
de una familia. Todas estas experiencias marcadas por la rectitud y parquedad
de sentimientos.
En
esta obra tendrás la oportunidad de escuchar los llantos en forma de palabras
que el padre de Franz Kafka nunca pudo conocer
Dramaturgia:
José Sanchis Sinisterra.
Reparto:
Rafa Núñez (Herman Kafka), Jorge de las Heras (Franz Kafka) y Milagros Morón
(Madre).
Lugar:
Teatros Luchana (Calle de Luchana, 38, 28010 Madrid)
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