Quedarse atrapado en un
ascensor es una de las peores y más agobiantes situaciones en las que uno puede
verse. Aunque en esta ocasión podrán disfrutar, con toda seguridad,
observándolo cómodamente desde las butacas de los Teatros Luchana.
José
Masegosa, maestro de canto y curtido en espectáculos musicales,
dirige y compone esta obra musical con acierto e ingenio. De forma genérica,
podemos englobar El Ascensor en el
género del musical, puesto que la acción contiene música, canción, diálogo y algo
de baile. Sin embargo, no sería del todo correcto porque esta obra se aleja de
la inmensidad de grandes escenarios con aparatosas vestimentas. Como indica Masegosa en el programa de mano, estamos
ante un thriller musical –subgénero poco usual en los teatros españoles– que cuenta
con un relato de suspense, en forma de canciones, que provoca una fuerte tensión
emocional en el espectador. Además, en la historia también está presente la
temática amorosa, en forma de triángulo sentimental. En definitiva, una obra con suspense, intriga y pasión.
El Ascensor cuenta la vida
de tres personajes en el Nueva York actual. El matrimonio formado por Emma (Desireé Moreno) y John (Cesar Casado) está en su peor momento.
Una mañana, la discusión de la pareja provoca que Emma, abogada en un bufete, llegue tarde a una importante reunión.
En el camino conoce a Mark (Daniel Garod), un joven aspirante a
entrar en la empresa donde ella trabaja. Cuando los dos estaban en el ascensor
del despacho de abogados, este se para por tiempo indefinido. El incidente
brindará la posibilidad de que ambos conozcan sus respectivas vidas, y quién
sabe si a partir de ese momento formen parte de ellas. Mientras tanto, John, médico cirujano, pasa consulta a
un paciente. La vida de estos tres personajes puede tener más puntos de unión
de lo que podrían imaginar en un principio.
El guion propuesto por Masegosa es entendible y dinámico.
Considero un acierto que los propios protagonistas expongan al principio de la
obra su nombre, trabajo y sueños, para que el público lo tenga presente a lo
largo de la función. El argumento principal de esta obra musicalizada queda
complementado con escenas atemporales, algunas de ellas expuestas en paralelo
en distintos extremos del escenario. La balanza de texto recitado y texto cantado
se inclina hacia esta última; es entendible puesto que estamos ante un thriller musical, aunque determinadas
frases podrían ser simplemente declamadas para lograr un mayor equilibrio en la
función. La música en directo, interpretada sensacionalmente por el pianista Berto Inarejo, es pegadiza y de
temática adecuada, a medida que avanza la función las letras de las canciones
van dando sentido a la obra. Cada uno de los tres personajes entona un
estribillo que define su historia personal ; un acierto, aunque
la excesiva repetición puede llegar a saturar al espectador.
Desde el punto de vista
interpretativo, los actores son espléndidos en gestualidad visual y facial y en
proyectar los sentimientos de sus personajes. En el interior del ascensor
improvisado es imposible un movimiento corporal completo, algo que sí podían
haber hecho en las escenas centrales donde los tres personajes no tienen
paredes imaginarias. En el terreno musical, la actuación roza el sobresaliente.
Los tres actores ofrecen al público diferentes registros vocales, carencias y
pulsos bien medidos, varias tonalidades de voz y un amplio repertorio de
canciones interpretadas en solos, dúos y coros.
La relación de los actores
sobre las tablas va en consonancia con los personajes a los que dan vida. La
complicidad de Emma con Mark se libera con miradas penetrantes, en
canciones duales, ejecutadas con tres centímetros de distancia entre sus caras. Por
otro lado, también es palpable la frialdad entre Emma y Jonh –matrimonio distanciado en la obra– que se traduce en un menor
número de duetos y al principio de la misma.
Los actores son rostros
desconocidos para el público pero, tras esta obra, tienen una interesante
proyección. La actriz Desireé Moreno
da vida a Emma , una abogada en
ejercicio que trabaja en un prestigioso y exigente bufete. Sus planes de vida
distan mucho de los de su marido lo que fuerza la discusión con la que da
comienzo la obra. El dominio de los agudos de Moreno es fabuloso, pese a la complicación añadida –durante 70
minutos su personaje está ataviado con un traje ajustado y un maletín– que sortea
con soltura y elegancia. Cesar Casado
interpreta a John, un médico
especialista con vicios enfermizos que lastran su vida. Casado sabe interpretar a un personaje serio y enfadado con ideas
alocadas. El caldo de cultivo de John
le sirve al actor para expulsar toda la rabia en sus canciones y mostrar, así,
su portentosa voz. Daniel Garod da
vida a Mark, un joven huérfano con
una vida complicada que parece no acabar nunca. A pesar de las mentiras mantenidas
por este personaje, la inocencia y sus historias pasadas harán que el público
le exonere de toda culpa. Garod defiende
sus canciones con melancolía– acorde con su personaje– y con aparente tranquilidad
haciendo fácil lo que no lo es.
La escenografía, dotada de
una mesa con sillas y una plataforma elevada que hace las veces de ascensor, es
parca. En esta obra no es estrictamente necesario contar con un lujoso
decorado, aunque sería un acierto que el ascensor, eje central de la función,
estuviera mejor reproducido con paredes reales. El juego de luces –entre
penumbra y esplendor– hace brillar a los actores, aunque como afirman en
algunas de sus frases, ellos tienen luz propia.
En
El Ascensor quedarás atrapado en esta
historia cargada de suspense, intriga y pasión
Dirección, libreto y música: José Masegosa
Reparto: Desireé Moreno, Daniel Garod y César Casado
Funciones: hasta el 1 de abril
Lugar: Teatros Luchana (Calle de Luchana, 38, 28010 Madrid)
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