Los directores teatrales a
menudo usan la comparación de que una obra es como una hija. Ellos le han dado
vida, le han dotado de sentido y presumen de ella como si no hubiera otra
igual. Aunque para crearla hayan tenido que devanarse los sesos y desechar
otras ideas, con el único propósito de presentar a los espectadores algo
novedoso para atraer su atención. De este proceso de creación y rechazo nos habla
El lugar donde rezan las putas o que lo
dicho sea, representado en el Teatro Español.
Resulta complicado encajar
esta obra en una categoría concreta aunque el concepto que mejor la define es
el de metateatro; es decir, una representación teatral dentro de otra. También
sobrevuela el teatro social y la necesidad de reflexionar sobre diferentes
aspectos de la vida y sobre lo que pudo ser y no fue. Por el hilo temático,
está próxima la condición de drama histórico y filosófico, donde el autor se
sirve de la Historia para construir su propio relato, y en esta ocasión, un
relato revisionista.
José
Sanchis Sinisterra, autor del texto, nos invita a conocer a dos
actores de teatro, Patri (Paula
Iwasaki) y Rómulo (Guillermo Serrano).
Ambos están empeñados en sacar adelante alguna las muchas obras en mente y en crear
un espectáculo a la medida de su talla como artistas y de sus escasas posibilidades
económicas. Además tendrán que hacer frente a fenómenos paranormales y a unos
inquilinos situados en otra dimensión. Sin darse cuenta, actor y actriz están
gestando una nueva obra producto de otras dos.
Conviene recordar que
estamos ante uno de los dramaturgos más condecorados y representativos del
teatro español actual y que cuenta con más obras en cartelera. Este detalle es
pertinente porque el director valenciano puede permitirse algunas licencias
creativas que sus fieles seguidores sabrán apreciar. Además, como nos tiene
acostumbrados, imprime su labor didáctica y pedagógica.
Desde mi óptica, en esta
ocasión ha querido introducir demasiados elementos a un relato con una base
simple. Sanchis Sinesterra sitúa
como ejes centrales de la obra a la filósofa Hipatia y a su discípulo Sinesio
y a la pareja de activistas antifascistas formadas por Lise y Arthur London;
dos relatos sin puntos de unión aparente. Por otra parte, introduce el recurso,
algo manido, de lo onírico sumado al poder de los protagonistas de saltar de
una época a otra en un ejercicio de fantasía política; y todo ello, tiene una
vital importancia en un final poco impactante. Por si no fuera suficiente, el
público tampoco debe olvidarse del carácter metateatral doble al que ya he
hecho referencia. Los tempos de la representación tampoco terminan de convencerme:
el inicio me resultó muy atrayente aunque excesivamente largo en relación al
desarrollo y al desenlace. Todo ello me lleva a la conclusión de que es
probable que Sanchis Sinestarra tenga
muy claro todos los ingredientes que ha querido proyectar en su texto, lo que
dudo es que el público sepa cómo saborearlos.
Sí es cierto que me ha
apasionado la forma de describir a los dos personajes y su intento incansable
por sacar adelante alguno de los proyectos que tenían en mente. Esto recrea,
por un lado, el arduo proceso de gestación de un autor para plasmar una idea
con sentido que pueda llegar a convertirse en una obra teatral y, por otro, las
ganas y el trabajo incansable de cualquier artista. Otro de los aciertos es la
gramática textual del libreto, donde se aprecia la talla y maestría de este
dramaturgo, que incluye una batería de adjetivos sonoros, palabras de distinta
época y juegos con la interpretación de las frases. Todos estos elementos están
conjugados de tal manera que provocan situaciones cómicas.
En esta ocasión, el autor se
desdobla y también dirige esta representación, de forma notable. Su objetivo
como director es volver a la época de “el teatro en el teatro” y tratar de que
el público tenga en mente obras anteriores de su autoría como ¡Ay, Carmela!,
el cerco de Leningrado, o Los figurantes. Realmente consigue este
propósito por el ambiente similar que pretende crear. Desde el punto de vista
artístico, destaco la frescura y felicidad que desprenden los dos actores a lo
largo de la hora y media que dura la función. La dificultad de sus papeles
radica en saber dotar de personalidad propia a los distintos personajes a los
que dan vida, y lo consiguen. Gracias a su actuación logran rebajar el tono abstracto
y facilitar el entendimiento de la idea primigenia.
Paula
Iwasaki representa a Patri.
Una joven e ilusa actriz con un objetivo claro: representar, sí o sí, una
obra de teatro de temática comunista en un lugar abandonado propiedad de su tío
Roque. La actuación de esta actriz es
inmejorable y sabe transmitir la ingenuidad y dulzura de su personaje. De nuevo,
quiero recalcar las ganas y el espíritu que desprende su texto por aprehender
de la cultura pasada y narrar aquellas historias, en minúscula, que a veces quedan
eclipsadas por la Historia. Me fascinaron los dos momentos en los que Iwasaki entonó de forma brillante los
versos de una canción. Con ello demuestra sus estudios en el ámbito musical y su
dominio de la técnica vocal.
Por su parte, Guillermo Serrano hace de Rómulo, un actor apasionado por la
meditación, las historias de la Grecia Clásica y, en definitiva, por el teatro
en general. Este actor, curtido en obras teatrales, ya había trabajado bajo las
ordenes de Sanchis Sinesterra en ¡Ay, Carmela! Las cualidades más
destacadas de su personaje son su bonhomía, inocencia, la facilidad por
infundir felicidad y el donaire con su
ocarina. Pero detrás de esa sencillez en el estilo, que provoca la sonrisa del espectador,
Serrano sorprende con soliloquios
bien declamados y con una gestualidad cuidada.
Los recursos escénicos,
planteados por Juan Sanz, son escasos
pero atrayentes. Las columnas de ladrillo en forma de herradura y las vidrieras
situadas en la parte trasera recrean a la perfección un lugar abandonado y misterioso
a la vez. El uso místico de la voz en
off,
en forma de psicofonía, es oportuno y encaja muy bien con los
siniestros juegos de luces.
En El lugar donde rezan las putas o Que lo
dicho sea viajarás a dos épocas distintas, verás
dos obras al mismo tiempo y apreciarás el arduo trabajo de todos los artistas
Autor
y director: José Sanchis Sinisterra
Reparto: Paula
Iwasaki y Guillermo Serrano
Funciones:
hasta el 15 de marzo
Lugar:
Teatro Español (Calle Príncipe, 25, 28012 Madrid)
Contacto: https://www.teatroespanol.es/programacion/el-lugar-donde-rezan-las-putas-o-que-lo-dicho-sea-3d
No hay comentarios:
Publicar un comentario