La confianza es la base de
una pareja. Esta frase la hemos oído, e incluso pronunciado, en multitud de
ocasiones. De hecho, es un buen consejo para ofrecer a algún amigo, pero el
problema surge cuando alguien tiene que aplicárselo a su relación. La caja de
los truenos puede abrirse y una vez abierta ya es difícil volverla a cerrar.
Una solución para resolver el embrollo es el contador del amor. Si quieren
conocer en qué consiste este invento pueden visitar el Teatro Reina Victoria.
El guionista y director
francés Eric Assous, autor de la
obra, nos invita a colarnos en el apartamento del matrimonio formado por Diana (Lara Dibildos) y Agustín
(César Lucendo). Esta brillante
mujer traza un plan para que su marido le confiese que le ha sido infiel. Una
vez abierta la veda de las infidelidades, el contador del amor se pone en
marcha y los deslices van saliendo a la luz. Una llamada de un amigo de la
pareja, Claudio (Jorge Lucas) termina de liar, aún más,
las rocambolescas historias amorosas de esta pareja. Llegados a este punto,
solo les queda intentar poner de nuevo a cero el frágil contador de su dañada
relación.
Assous nos
propone un texto ágil, ligero, divertido y aparentemente trivial, pero cada
frase cuenta con interesantes e inteligentes reflexiones sobre la vida en
matrimonio y sobre las relaciones amorosas en general. Además, el libreto plantea
al espectador preguntas muy atractivas ¿Qué pesa más en la balanza de las
infidelidades, una durante mucho tiempo o 12 muy rápidas?, ¿tiene importancia
si la deslealtad ocurre con una persona del mismo sexo?, ¿y si por casualidad
algunos de los dos conoce la identidad del amante? Las respuestas a estas
cuestiones no son nada simples y si el público no las tiene claras, el Teatro recomienda,
en todo jocoso, no asistir en pareja.
En esta brillante adaptación
de Julián Quintanilla también
encontramos comparaciones ingeniosas y una fría batalla amorosa, donde las
bombas están bañadas en ironía y los tanques son frases cargadas de ese humor
que duele, pero que también sana. El resultado de todos estos elementos es una
comedia mordaz y muy divertida. Los tempos de la representación son correctos
aunque en ciertos momentos resulta complicado mantener el clima de tensión para
llegar a un final sorprendente e inesperado.
La historia ya es de por sí
interesante; así mismo, una de las esencias de la obra, Premio Moliere 2010 a
la Mejor Comedia Francesa, es ver la actuación de los tres actores, uno de
ellos el propio director. El desdoble de Cesar
Lucendo es complicado y muy atractivo si es resuelto con acierto, como
ocurre en esta ocasión. Todos los engranajes encajan a la perfección en esta
comedia romántica. Actores y actriz no escatiman en gestualidad facial y
corporal, en silencios y miradas cómplices y en el empleo de diferentes
registros emocionales para vivir el papel que representan. Por otra parte, sí
hubiera sido interesante haber incluido la figura del aparte, por ejemplo, a
regañadientes para aumentar las risas de los espectadores.
La protagonista de El contador del amor es Lara Dibildos en su papel como Diana. Una mujer atractiva y elegante
con infinidad de recursos para sonsacar a su marido sus deslices amorosos. El director
estadounidense de origen alemán, Mike
Nichols, definió estas prácticas como “Armas de mujer”, título de una de
sus películas. Dibildos es un rostro
conocido de programas televisivos aunque también ha protagonizado conocidas
obras como La habitación de Verónica o
Diez Negritos. Por tanto, estamos ante
una mujer polifacética con una enorme seguridad en las tablas. Me apasiona la
potencia y firmeza imprimidas en Diana,
personaje central de los líos amorosos.
Sería difícil resaltar un momento
magistral dentro de El Contador del amor porque el nivel interpretativo de Dibildos es constante. No obstante, me
quedo con su risa irónica y su mirada centelleante. Suena manido apelar a los
genes pero es indudable que en su casa se respira talento con una madre como la
actriz y presentadora Laura Valenzuela
y un padre como el productor de cine José
Luis Dibildos.
Anteriormente hacía
referencia a la dificultad de la ubicuidad escénica de César Lucendo, como actor y director, en una misma representación, pero
es un detalle a valorar muy positivamente. Este actor madrileño, participante
en más de una veintena de series españolas, borda el papel de Agustín. Su personaje es un hombre despreocupado
y pagado de sí mismo, un frívolo picaflor de carácter fuerte e incisivo. Esta
personalidad es proyectada de forma oportuna por Lucendo a pesar de los diferentes cambios emocionales, algunos
bañados en alcohol, de Agustín.
Por último, en orden de
aparición, Jorge Lucas interpreta a Claudio, un amigo de la pareja que está
pasando por una difícil situación amorosa y profesional. Lucas, escritor y actor de series españolas, es el personaje más
divertido. La histriónica risa, la actitud introvertida y la peculiar vestimenta
de Claudio, en los últimos tramos de
la obra, protagonizan los momentos más desternillantes de la representación.
La puesta en escena es
potente y el ambiente íntimo e informal a la vez, con un decorado floral, son
otro de los aciertos de esta obra. Los efectos sonoros y lumínicos, a cargo de José Gallego, también son correctos e
indispensables para generar una atmósfera específica en casa situación.
En
esta obra conocerás El contador del amor
de una particular pareja envuelto en un relato inteligente y muy divertido
Autor:
Eric
Assous
Director:
César Lucendo
Reparto: César Lucendo, Lara Dibildos, Jorge
Lucas
Funciones:
hasta el 26 de junio
Lugar:
Teatro Reina Victoria (Carrera de San Jerónimo 24, 28014 Madrid)
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