El filósofo Michel de Montaigne comparaba a la
familia con una jaula y a sus miembros con los pájaros. Los que están fuera
están deseando entrar y los que ya se encuentran dentro desesperados por salir.
Esta frase, además de ser ingeniosa, expone las dificultades y contradicciones existentes
en el seno de cualquier familia. Si desean conocer las peculiaridades y la
difícil relación de una pareja de hermanas deben visitar el Teatro Maravillas.
Ramón
Paso,
autor de la obra, nos invita a descubrir la historia de dos hermanas
completamente diferentes. Julia (Amparo Larrañaga) es una mujer
triunfadora y virtuosa del violín con tendencias obsesivas. Mientras que Catalina (María Pujalte) es una pobre perdedora llena de paciencia y de
carencias afectivas. Después de veinte años sin hablarse deben convivir bajo el
mismo techo y superar su pasado para poder tener un futuro. En definitiva, están
condenadas a entenderse, porque quieran, o no, comparten la misma sangre.
Este dramaturgo madrileño,
experto en la construcción y dirección de montajes teatrales, realiza un
trabajo magistral al frente de esta comedia negra. El libreto es ágil, ligero y
muy ameno. La descripción de los sentimientos y las distintas formas, de las
protagonistas, de entender las relaciones familiares es perfecta, al igual que
los ingeniosos juegos de palabras. En relación a la estructura de la obra
ocurre un fenómeno curioso: son las propias actrices las encargadas de marcar
el núcleo de la acción y el desenlace, pues el hilo conductor es básico, dos
hermanas vuelven a encontrarse después de dos décadas. Esto deja espacio a Paso para recrearse en el contraste de caracteres
de las protagonistas y en la forma, distinta, de enfrentarse a situaciones
difíciles como la muerte de un familiar. Por otra parte, el uso de tacos es
correcto en aquellas situaciones límites, no obstante, algo innecesario en el
transcurso de una conversación, pues pueden ser sustituidas por otras
expresiones no tan malsonantes.


Una
buena e imponente puesta en escena es más necesaria, en esta representación, que en otras por
contar únicamente con dos actrices y una carestía de ornamentos sobre las
tablas. Un reto a la altura de Gabriel
Olivares. Este productor y director, con obras exitosas actualmente en cartelera,
juega con los movimientos de las protagonistas como si de un duelo de sables se
tratara y siempre sin perder la elegancia escénica. Una de las esencias, producto
del trabajo conjunto de autor y director, son los revulsivos constantes en la
obra. Cuando la relación entre las dos hermanas parece armónica, ocurre una
situación inesperada, que actúa como elemento catártico, y va marcando las
escenas sucesivas. Las pruebas más palpables son el comienzo y el final abrupto
y sobresaliente a la vez.
Si la gramática y dirección
de la obra son sensacionales aún lo es más el dúo de actrices. Sus voces son
inconfundibles pero además el parecido físico de ambas es fascinante. Larrañaga y Pujalte interpretan con solvencia la figura del aparte y la ruptura
de la cuarta pared, mirando directamente a los ojos del espectador, inusual en
otras ocasiones. La actuación conjunta me recordó a la obra literaria de El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde
por el juego y contraposición de roles. Aunque en esta ocasión, sus formas de
vida extremas encuentran acomodo; por tanto, no son tan diferentes. Adquiere
relevancia que ambas actrices habían protagonizado, junto a Marina San José, una obra anterior bajo
el título de Hermanas, también en el
Teatro Maravillas. Anteriormente compartieron pantalla en la exitosa serie Periodistas. En conclusión, un tándem
perfecto.
Solo con el cartel del
espectáculo, el espectador puede hacerse una idea de los bienes más preciados
de las protagonistas. Amparo Larrañaga,
en su papel como Julia, va ataviada
con un violín, instrumento necesario para su descanso mental y emocional. Los apellidos
Larrañaga Merlo van asociados con el
mundo del teatro y con el sello de la perfección. En esta ocasión, la actriz,
con más de una veintena de obras a sus espaldas, interpreta a una mujer
neurótica con aversión a todo contacto humano y con tendencia a culpabilizar a
los demás para lavar su conciencia. Sus manías con la limpieza, su carácter
fuerte y hosco y su tiranía con su asistenta alemana protagonizan los momentos
más hilarantes de la obra, teñidos de un humor negro. Como curtida actriz
teatral, Larrañaga borda las miradas
de superioridad, odio o impasividad, mientras recita sus frases, en un
porcentaje muy elevado, de desprecio hacia su madre y hermana. Pero el carácter
enfermizo de su personaje permite al espectador exonerala de toda culpa.


Por su parte, María Pujalte interpreta a Catalina, una mujer sumida en sus recuerdos
cuyos bienes más preciados son una urna con las cenizas de su madre –personaje
ausente pero a la vez presente en el transcurso de la obra– una maceta y una
maleta con escasa ropa. Estos elementos sirven para que el espectador pueda trazar
un perfil de su personaje. Pujalte es
un rostro conocido tanto de la pequeña pantalla, por su exitosa serie Los Misterios de Laura, como del cine o
del teatro, con más de una veintena de actuaciones. El personaje de Catalina, teñido por el fatalismo, está
sola y perdida y solo cuenta con la presencia de su hermana, a la que en
ocasiones mataría. La actriz coruñesa está soberbia en las dos vertientes de su
protagonista: por un lado, en su actitud mojigata marcada por la huida como
forma de escape ante las situaciones complicadas y por otro, interpretando sus
arrebatos emocionales, con unas copas de más de por medio.
La puesta en escena, como he
comentado en párrafos anteriores, es eléctrica y potente. El decorado recrea a
la perfección un apartamento de una persona con obsesión por el orden y la
limpieza aunque en un momento de la representación todo salte por los aires. La
música clásica, a cargo del violinista Pablo
Navarro, y la iluminación, por Carlos
Alzueta, terminan de apuntalar esta magnífica representación.
En
esta obra asistirás a un Reencuentro doble:
dos hermanas con amor y odio, a partes iguales, pero condenadas a entenderse y
dos soberbias actrices en una actuación colosal
Autor:
Ramón
Paso
Director:
Gabriel
Olivares
Reparto:
Amparo
Larrañaga y María Pujalte
Funciones:
hasta el 28 de julio
Lugar:
Teatro Maravillas (Calle Manuela Malasaña, 6, 28004)
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