Hemos escuchado
hasta la saciedad palabras como empatía o frases como ponerse en el lugar del
otro. Pero no nos engañemos, una cosa es decirlas y otra aplicárselo a uno
mismo. Si desean reír durante 90 minutos y hurgar mínimamente en el
comportamiento de los seres humanos pueden visitar el Teatro Lara.
Dos de los
protagonistas de Burundanga, César Camino y Eloy Arenas, son los responsables de sacar adelante esta innovadora
función. Tanto si conocen, o no, a ambos humoristas apreciarán la vis cómica
más desternillante de Camino y el
estilo propio de hacer reír de Arenas.
Me atrevería a afirmar que ambos actores han confeccionado esta obra ad hoc donde les permite disfrutar
actuando y potenciar sus puntos fuertes en el difícil mundo del humor.
El más
veterano de este dúo cómico es el artífice del libreto, estructurado en cinco
actos y construido en formato sketch.
El Teatro Lara es probablemente el recinto más especializado en esta modalidad
teatral, caracterizada por la presencia de varios personajes, aparentemente inconexos
entre sí, que con el transcurso de los minutos van encontrando puntos de unión.
Todo, por su puesto, en clave de humor. En esta ocasión, las cinco escenas, con
sus respectivos personajes, poseen un hilo conductor para no convertir esta
actuación en un conjunto de frases cómicas sin sentido alguno. El denominador
común está recogido en el título: Entiéndeme
tú a mí el cual pone en valor las ventajas de la empatía que, de perderla,
provocan situaciones tan torpes como divertidas. En este punto, hubiera sido un
acierto repetir más veces, a modo de gancho, el lema de la obra.
Entre
chasquidos de dedos y cambios de americana, el espectador disfrutará de un extenso
recorrido por los distintos tipos de humor existentes. En la primera escena conocemos a Chema (César Camino) un padre de familia lego y torpe en el mundo de la informática.
Estos problemas serán solucionados por Rom
(Eloy Arenas) un peculiar ordenador
personal de origen humano con cerebro y discos duros con propiedades
impresionantes. El inconveniente aparece cuando el ordenador humanoide intenta
apropiarse de la vida de Chema. En
esta secuencia, sobrevuela el denominado humor hacker en una clara crítica a la
absorción del ser humano por parte de la tecnología que deriva, en algunos
casos, en una dependencia vital. El personaje de Rom permite ver a un Eloy
Arenas en estado puro, con sus inflexiones típicas de voz y su gestualidad
desbordante. Por su parte, Camino clava
las caras de perplejidad y asombro.
Un exitoso empresario (Eloy Arenas) descubre que su mujer
mantiene una relación paralela a su matrimonio. Pero nunca podría esperar que
fuera con un vendedor ambulante de pañuelos de papel (Cesar Camino) carente de atractivos sociales, físicos o económicos.
El Marido entiende a su mujer desde un punto de vista práctico, mientras que El
Amante lo hace desde una perspectiva emocional. La gracia de este sketch está
en rescatar a uno de los primeros papeles, y más recordados, de Camino en el exitoso programa de humor Agitación + IVA. En él hacía de un
peculiar indigente imbuido por sustancias alucinógenas. Como no podía ser otro
modo, el actor madrileño domina esta actuación aunque a medida que pasan los
minutos va perdiendo su particular tono de humor.
El Hombre Oscuro (César Camino), un perdedor sin
escrúpulos, persigue sin tregua al Deudor (Eloy
Arenas), un perdedor con ética con el objetivo de saldar su deuda para no
ser desahuciado. Esta escena comienza con un humor irónico, cercano al
sarcasmo, pero va desembocando en un humor negro aplicado a uno mismo en una
situación desesperada, en este caso a cientos de personas desahuciadas por no
poder afrontar sus deudas. Lo mejor de este sketch
se encuentra en el proceso por el cual El Deudor va deshaciéndose de sus
principios mientras interioriza una máxima muy extendida en nuestra sociedad “Sí
no lo hago yo, lo haría otro”. Ambos actores consiguen representar una situación
trágica de forma desternillante. Los protagonistas no tienen nombre porque
podrían ser cualquiera de ustedes.
Lucia (Eloy Arenas) no soporta que Manolo (Cesar Camino) su marido, solo aprecie la cultura masculina. Su amor
por él le lleva un proceso de metamorfosis, convirtiéndose temporalmente en
hombre y llegar a ser todo lo que él respeta. Esta escena es una genialidad, inspirada
en el relato valleinclanesco del juego de espejos cóncavos y convexos. La crítica
a la supuesta superioridad de la masculinidad es evidente a la vez que
perfecta. La actuación de Arenas y Camino es excelente y permite mostrar
lo mejor de cada actor: las pausas típicas con juegos de voz del primero hasta
la cara desencajada y cómica del segundo. En definitiva, el humor absurdo en su
máximo esplendor.
Por último, Mario (Cesar Camino) y Pepe (Eloy Arenas) han tenido un accidente;
uno se ha quedado temporalmente ciego y el otro, se ha fracturado los brazos y
los tiene inmovilizados por un complejo aparato ortopédico. Ambos comparten
piso y se necesitan para sobrevivir, pero la subjetiva realidad de cada uno
provoca situaciones torpes en las que el ego se impone al bienestar. Este
sketch está contaminado de un humor negro y superrealista que termina siendo
conmovedor. Probablemente en este caso, las situaciones de humor son más
forzadas aunque la cierta incomodidad del público termine en una sonora
carcajada por lo increíble de las escenas. Los dos humorísticas regalan a los
espectadores gestualidad facial y corporal pasmorosas.
La caracterización de los
personajes es perfecta por su sencillez y comicidad. A pesar de la ausencia de
decorado, más allá de unas sillas y un perchero móvil, las escenas son
reconocibles por el espectador pues, la esencia en esta obra está en el texto y
en la actuación de los actores, y no en otros elementos secundarios. La iluminación
también está presente y encaja a la perfección con el transcurso de las
escenas. Un aspecto, aparentemente menor, es la sintonía sencilla pero pegadiza
con el nombre de la obra que perfectamente se podría incorporar en algunos de
los sketch o en la transición de los
mismos.
En
Entiéndeme tú a mí disfrutarás de un
carrusel de humor fresco, agudo y audaz con situaciones a cada cual más surrealista
Autor
y Director: Eloy Arenas
Reparto:
Eloy Arenas y César Camino
Lugar:
Teatro Lara (Calle Corredera Baja de San Pablo, 15, 28004)
Funciones: Martes
12 y 19 de junio y 17 de julio, 22:00h. Miércoles
11 de julio, 22:00h.
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