Naces, vas creciendo y un
buen día tus preocupaciones pasan de no saber qué elegir para merendar a no
saber qué carrera elegir, qué pareja escoger o cómo encaminar tu vida. Thomas
A. Edison afirmó que “La madurez es a menudo más absurda que la juventud y con
mucha frecuencia es más injusta para la juventud” y tenía razón. Si desean
asistir a una clase de madurez avanzada o recordar alguna etapa pasada de sus
vidas deben visitar la sala Lola Membrives
del Teatro Lara.
El autor del texto, Juan Carlos Cuevas, nos invita a
colarnos en la vida de Javier,
interpretado por él mismo, un joven dramaturgo con días de gloria que regresa a
casa tras estrenar su última obra. Pero, a diferencia de otras ocasiones, no
vuelve solo; le acompaña Andrés (Manel Hernández) un actor inexperto y dubitativo que intenta sacar
provecho profesional de esta incipiente relación. En medio de este desencuentro
aparece Emma (Bárbara Valderrama) una
fotógrafa con poco éxito y la mejor amiga de Javier. Los tres jóvenes vivirán una experiencia vital donde
deberán superar sus miedos, expectativas y fracasos y aprender a aceptarse para
ser felices.
Podemos situar esta obra en el
género de la tragicomedia contemporánea, al encontrarnos escenas dominadas por
registros trágicos, cómicos y en algunas escenas una mezcla de ambos. No
obstante, en esta ocasión, no importa tanto la categoría teatral concreta si no
las dosis de realismo en el texto y la interpretación. También podríamos hablar
de una comedia de situación, donde las escenas ocurren en los mismos lugares con
idénticos personajes y a las historias principales se van sumando otras nuevas
para completar el relato.
Una de las virtudes del
texto de Juan Carlos Cuevas es la naturalidad
a la hora de presentar los diferentes temas y subtemas de la representación
creando un clima de tranquilidad a todos los asistentes. Cuevas hace un repaso por las tres principales relaciones que experimenta
cualquier individuo: amistad, pareja y familia; en el caso de los jóvenes todavía
por construir. Estoy convencido que este público se sentirá especialmente
identificado con algunas de las frases del libreto porque, tal y como reza una
de ellas, crecer no es lo que nos habían
prometido. No hay trabajo fijo, las parejas no son estables y si me apuras,
tampoco tu sexualidad. Este extracto es un ejemplo de la madurez imperante
en el texto de este joven escritor teatral.
Detesto cuando un dramaturgo
o director trata al público con cierta inferioridad o con falsas dosis de
paternalismo. En esta ocasión, Cuevas,
en su doble faceta de autor y actor, mira a los ojos del espectador y mantiene una
relación de igual a igual. Desde el punto de vista técnico, los tempos de la
representación son correctos y la introducción de recursos como los apartes, la
ruptura de la cuarta pared, flashback
y los soliloquios de los protagonistas son perfectos. No obstante, me hubiera
gustado una mayor claridad, no en los mensajes ni en la idea a transmitir, pero
sí en el relato propiamente dicho.
Alejandra
Martínez de Miguel, experta en el mundo de los versos y cuyo
canal de YouTube cuanta con más de un millón de reproducciones, es la encargada
de situar a los actores sobre el escenario y sacar de ellos lo mejor sí mismos.
Martínez de Miguel continúa la senda
del texto de Jódete y crece basada en
la sencillez y en el realismo, con ráfagas de vitalidad y optimismo. Todo fluye
en la interpretación de los tres actores y da la sensación de que todos ellos
han vivido algunas de las situaciones expuestas en la obra. Los recursos antes
mencionados están bien insertados en la representación sobre todo la facilidad
para romper la cuarta pared y mantener un diálogo directo con el público. Por
otra parte, me fascina la naturalidad a la hora de incluir escenas sexuales
necesarias para el transcurso del relato y la eliminación de estereotipos y clasificaciones absurdas sobre cómo o qué sentir.
La juventud de todo el
equipo es un aspecto a destacar positivamente, primero porque es de quien
depende la continuidad del teatro y de las artes escénicas en general pero
sobre todo por la facilidad de encarnar a lo que ellos son, jóvenes con ganas
de triunfar y representantes de ´la generación más preparada de la historia`. De
su actuación conjunta, destacaría la buena interpretación del proceso de
metamorfosis de sus personajes y de cómo con el paso de los minutos van desenmascarándose;
en definitiva, quitándose las vendas que les impiden ser felices.
Juan
Carlos Cuevas se desdobla de su faceta como dramaturgo y
representa a Javi, un autor teatral algo
pagado de sí mismo con un éxito profesional pero con carencias afectivas. Sus
cambios repentinos de estado de ánimo y su falsa seguridad marcarán la
personalidad de este personaje. Cuevas
demuestra una enorme seguridad sobre las tablas y es el encargado de abrir un
paréntesis a la representación para interactuar con los espectadores. Manel Hernández interpreta a Andrés,
un joven aficionado al teatro con nula preparación. De su actuación, destacaría
la magnífica forma de trasmitir fragilidad e inseguridad a su personaje, en la
primera parte de la representación, y confianza y dureza en sus últimos
compases. Una mutación óptima para permitir a Hernández interpretar diferentes registros. Por último, en orden de
aparición, Bárbara Valderrama interpreta a Emma, apasionada por la fotografía pero
con dificultad para vivir de ella. En el terreno personal, es la mejor amiga de
Javi y es aquí donde, junto a sus
miedos en la infancia, se desarrolla una relación de amor-odio. Valderrama aporta frescura y ternura a
su personaje y a la obra en su conjunto, introduciendo el famoso triángulo
amoroso.
La puesta escenográfica,
obra de Carles Farré, destaca por la
sobriedad y pragmatismo propios del género de la representación; no obstante, sí
hubiera sido interesante introducir algún recurso audiovisual, como una pequeña
pantalla donde proyectar vídeos o imágenes, para terminar de adentrarnos en la
vida de los cuatro jóvenes. El diseño de luces por, David Elcano, juega un papel esencial en la función. Los cambios de
tonalidad sirven para romper la cuarta pared e interpelar directamente a los presentes.
La música empleada es actual y la temática encaja a la perfección con el
sentido del texto.
En
Jódete y crece disfrutarás de una
tragicomedia contemporánea donde constatarás que hacerse mayor no es como nos
lo habían contado
Alberto Sanz Blanco
Autor: Juan
Pablo Cuevas
Directora: Alejandra
Martínez de Miguel
Reparto: Juan
Pablo Cuevas, Bárbara Valderrama y Manel Hernández
Lugar:
Teatro
Lara (Calle Corredera Baja de San Pablo, 15, 28004 Madrid)
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