No descubro nada si afirmo
que la radio fue, es y seguirá siendo un medio de comunicación capaz de
acompañar a muchos y absorber a todos. Tanto es así que los estadounidenses
llegaron a creerse que estaban siendo invadidos por los extraterrestres (y no,
no era un programa de humor). En la incipiente democracia española, los hechos
más relevantes eran comunicados a través de las ondas, desde el 23-F, “Noche de
los transistores”, hasta míticos programas como Protagonistas o Directamente
Encarna. Ese espíritu radiofónico con mucha dosis de humor es Radiocomedia, el espectáculo que nos
propone David Navarro cada sábado
por la noche en el Teatro Príncipe Gran Vía.
Los amantes del humor, en
general, y del género monologal cómico, en particular, están viviendo su época
dorada. Cada vez son más las compañías y teatros de la capital los que apuestan
por ofrecer espectáculos de comedia en vivo o stand-up comedy. No seré yo quien vaticine una burbuja pero a mayor
oferta mayor es también la indecisión. Por este motivo, como en cualquier otro
ámbito, la fórmula del éxito la resumiría en dos acciones: diferenciarse y
arriesgarse. Esto es precisamente lo que hace Navarro, actor, presentador de televisión y humorista con
espectáculos anteriores como Cowboy
Espacial, en su show. Basándose en el formato clásico de “comedia de pie”
es capaz de construir un espectáculo diferente, ágil, divertido y ameno ambientado
en la radio de los años 80, donde el humor es el verdadero protagonista. Solo
por esta originalidad y osadía su propuesta ya es digna de aplauso.
Algunos creen haberlo
inventado todo, pero al igual que las telenovelas antes fueron radionovelas,
los monólogos televisivos también lo fueron antes radiofónicos. Todo magazine
que se preciara debía contar con una sección donde, de forma satírica, se
repasara la actualidad social y política; además de incorporar otros espacios
como boletines informativos, entrevistas y la omnipresente publicidad. Todos
esos ingredientes, con sintonía y cortinilla incluidas, los encontramos en Radiocomedia. Navarro –ataviado con una camisa corporativa del espectáculo y con
unas zapatillas con mucho mundo–, con la ayuda de su acompañante Diana Lucena, propone a los
espectadores retrotraerse a la infancia donde, como él, muchos trastearon con
un viejo radiocasete, ponían sus canciones favoritas y, en definitiva, jugaban
a ser locutores profesionales. Ahora, un Navarro,
aunque es de Jaén, más crecidito pretende que el espectador sea partícipe de
ese “juego” y disfrute de sus monólogos, música, vídeos y secciones propias de
un programa de radio. Reto conseguido.
La estructura de Radiocomedia es otro de los puntos
fuertes de este espectáculo. No me apasionan demasiado los monólogos basados en
digresiones sin hilo conductor y este, como ya he relatado, lo tiene. Además,
no es incompatible con espacios donde Navarro
hace gala de su don para la improvisación, el humor canalla y la interacción
con los presentes. Sin desvelar demasiado, hay secciones donde los dos
protagonistas emulan los boletines informativos, con noticias desternillantes y
quién sabe si reales. El consultorio, con llamadas de los oyentes de lo más peculiares.
Publicidad, doblando anuncios con voz radiofónica y entrevistas. Esta última
sección es, desde mi óptica, la más reseñable por su complejidad. No es fácil
contactar cada fin de semana con un personaje diferente, como humoristas,
imitadores y profesionales del mundo del espectáculo. Esta variedad también
hace que el espectador pueda acudir cuantas veces quiera y siempre verá algo
diferente.
A ritmo rockero y con una
actuación musical, David Navarro –participante
de series como Muchachada Nui, La
Familia Mata y Aída– y su
acompañante Diana Lucena –actriz con
amplia formación– conectan desde el inicio con el espectador por su pasión, vitalidad
y energía desbordante y contagiosa. Este tándem es perfecto; mientras el
primero va dando rienda suelta a su ingenio –con frases y comparaciones
ingeniosas y con monólogos sobre aspectos cotidianos de la vida, como el
notable incremento de idiotas, el sufrimiento por amor o las estafas de las
multinacionales– Lucena, desde la
pecera imaginaria como técnica de sonido,
le apostilla, glosa, provoca y ejerce de confidente para insuflarle ánimo y
frescura a él y al espectáculo en su conjunto. Porque como ella dice: “Lo haces
muy bien”.
Una característica, casi
propia, de la radio es la credibilidad, pues así es percibida por los oyentes. Esta
particularidad es extraída y proyectada por Navarro y Lucena en Radiocomedia. Prueba de ello, la frase
más repetida del monologuista jienense es: “Esto es así” o la metáfora visual propuesta
en el cartel del espectáculo y que invito a todos a descubrirla. La
confidencialidad también es propia de este medio, tratar al oyente como un
igual, como un confidente. En este sentido,
hubiera sido positivo que Navarro
narrara algún aspecto más de su vida, como por ejemplo su valiente decisión
de dejar atrás su plaza de funcionario en Jaén para embarcarse en el incierto y
difícil mundo del humor en la capital.
La puesta en escena es de lo
más sugerente y realmente proyecta el estudio de una cadena de radio. Desde el
control de producción en forma de un aparato de radio antiguo, hasta el set
improvisado de entrevistas. Otros puntos positivos son el uso de la videografía
como fondo de acompañamiento de algunos monólogos y minutos musicales y los
contrastes en la iluminación, en función de cada momento, pero siempre bajo una
atmósfera intimista y acogedora. En definitiva, un arriesgado planteamiento y una
genial ejecución con un resultado sobresaliente.
En
Radiocomedia disfrutarás de un
monólogo diferente, ingenioso e hilarante bajo una estética radiofónica y con
un lúcido y certero Navarro como locutor
Creador
y monologuista: David Navarro
Participantes:
David Navarro y Diana Lucena
Lugar: Teatro
Príncipe Gran Vía (Calle de las Tres
Cruces, 8, 28013)
No hay comentarios:
Publicar un comentario