En
una peluquería de moda no suele haber incidentes reseñables; más allá de
quedarse sin la laca, que algún cliente no cumpla el orden de llegada o que
este no quede conforme con el acabado. Sin embargo, en el teatro, todo es posible. Si desean
descubrir el crimen de la temporada y colaborar para resolverlo pueden visitar
el Teatro Príncipe Gran Vía.
Los
creadores de Imprebís y los productores
de La cena de los idiotas, La ratonera y Taxi nos invitan a adentrarnos en la peluquería Por los pelos. En el local trabajan Toni Carreras (Carles Castillo) y Bárbara
Marcos (Marta Chiner), como un día normal. Algunos clientes, Mª Elisa de Boluda y Agramunt (Lola Moltó) y Eduardo Santamarta (Carles
Montoliu), entran en la peluquería con la aparente intención de arreglarse
el pelo. Las notas de la pianista Isabel
Sczerny, vecina del piso de arriba, amargan la estancia de los presentes hasta
que su melodía deja de sonar al ser asesinada. Dos policías, el comisario Serrano (Juan Gea) y Miki Clots (Rafa Alarcón), entran en acción con el objetivo de esclarecer lo
sucedido. Todos son sospechosos pero solo uno es el culpable.
El
dramaturgo alemán Paul Pörtner nos propone una comedia de intriga, drama, humor
espontáneo y la participación del público. Un coctel de elementos difíciles de extrapolar
a otras obras actualmente en cartelera tanto en España como en el resto del
mundo; por ello, es la comedia no musical que más tiempo lleva en cartel en
Estados Unidos, motivo por el cual ha entrado en el Libro Guiness de los
Récords. Condecoraciones aparte, Pörtner,
gracias a la exquisita dirección y versión de Santiago Sánchez, nos abre las puertas al conocido como teatro
interactivo, en el cual el argumento es modificado por decisión de los
espectadores. Estos no se comportan como sujetos pasivos sino que interviene
de lleno en la acción, como testigos oculares de los hechos, y tienen el poder
de modificar el final de la obra. Por ello, en cierto modo, esta producción
también comparte rasgos con el teatro inmersivo y experimental.
En
la dirección, la mayor dificultad reside en medir bien los tiempos de la obra
para combinar las partes donde el reparto escenifica su papel y donde
interviene el respetable. El polifacético actor, director y productor Sánchez sabe cómo hacerlo y en términos
generales cumple con esta premisa, a pesar de alargar en demasía la
contribución de los presentes. La adaptación no consiste simplemente en la
traducción del libreto sino en la puesta al día del mismo con la incorporación
de rasgos propios del país. Sánchez propone diálogos ágiles y
disparatados, comparaciones ingeniosas y, de forma latente, una mordaz crítica
a la sociedad española actual.
Para
que esta obra pueda funcionar, todo lo que dependa del equipo teatral debe
estar medido al milímetro porque la parte del público nunca puede llegar a
controlarse del todo. No obstante, tampoco debe proyectarse esa sensación de
medición absoluta porque la naturalidad debe primar, como así sucede. En este
punto, hago un llamamiento a los lectores que deseen asistir para colaborar y seguir
las pautas propuestas por el reparto. Si la continuidad de cualquier obra depende
única y exclusivamente de los asistentes en esta, dicho factor es aún más
importante.
Sobre
el papel parece sencillo y divertido el juego que nos propone la representación
pero si la dirección es complicada la implementación lleva aparejada mayor
dificultad aún. Los actores y actrices en escena no solo deben conocer su texto
si no saber modificarlo en función de los deseos del espectador y
posteriormente justificarlo. Además, en un momento dado, el público puede
participar de forma directa en los interrogatorios por lo que la capacidad de
improvisación debe primar, como de nuevo ocurre. Sin olvidarnos de que es este
quien decide quién es el culpable del asesinato, como si del juego del Cluedo
se tratara.
Una
obra con estos ingredientes solo puede triunfar con un reparto experimentado y
con grandes habilidades artísticas, como el propuesto con una perfecta caracterización
por Mercedes Lujan y vestuario de Gabriela Salaverri. Carles Castillo da vida a un
deslenguado y pícaro estilista con las hormonas propias de un adolescente y con
motivos más que suficientes para atentar contra la pianista. Este papel le
viene pintiparado a este actor participante en infinitos programas de radio (Onda
Cero, M80), televisión (Al salir de clase, Aquí no hay quien viva) y cine (Atasco
en la nacional, La semana que viene sin
falta). Castillo hace gala de su
vis cómica, de su histriónica gestualidad facial y corporal, de sus movimientos
y ademanes exagerados cual diva de Hollywood y de su infinita locuacidad. A su
lado le acompaña la actriz valenciana Marta
Chiner en el papel de Bárbara Marcos,
una peluquera sencilla con gran facilidad para las amistades y relaciones. Chiner, de dilatada formación y
trayectoria teatral (Infinities, Cyrano de Bergerac, Chao Chochín) y
serial televisiva (Les moreres, Cuéntame, Bon dia o Los misterios de
Laura), aporta contrapuntos humorísticos, garra escénica y desparpajo
natural, al no dudar en encararse con el espectador, siempre en el plano del
humor, cuando no le gusta su reconstrucción de los hechos. Parece la más
inocente, pero la relación con algunos de los personajes también le da motivos
para ejecutar el asesinato.
La
experiencia, presencia y delicadeza escénicas vienen de la mano de Lola Moltó en el papel de Mª Elisa de Boluda, una ricachona con prisas para irse a las islas Seychelles.
Esta actriz, participante en producciones como Assumpció, El saperlón o Comedias
bárbaras entre otras, es la elegancia
personificada y con pocos movimientos consigue escenificar lo que desea. Además,
no dubita en provocar a los espectadores e intercambiar visiones de los hechos
porque también tiene motivos para acabar con la vida de la pianista. Por su
parte, Carles Montoliu –actor
habitual de L´OMIMPREBÍS con montajes
como, Zapping, Galileo, Quijote o Don Juan,
entre otros– aporta a su personaje un halo misterioso muy interesante y sus
movimientos y contradicciones dan mucho juego para el desenlace ¿será él el
asesino?
Los
encargados de poner algo de orden, porque con el plantel antes mencionado no
puede imponerse uno mucho, son el comisario Serrano y el agente Miki
Clots. El primero es interpretado
por un gran Juan Gea quien además de
dar vida a su personaje también es el encargado de derrumbar la cuarta pared y
de dar paso a las opiniones de los presentes. Su enorme experiencia en teatro,
cine y televisión le llevan a realizar ambos cometidos a la perfección. El punto
cómico a la actuación policial viene de Rafa
Alarcón quien muestra su facilidad para la comedia (realiza monólogos desde
hace 14 años, con más de 1.000 actuaciones) y su ingenio para el humor.
La
peluquería, escenario de los interrogatorios, es perfectamente recreada por Diego Ibáñez ayudado por la iluminación
de Rafael Mojas, quien con los
cambios de intensidad ayuda al espectador a saber cuándo debe pasar a formar
parte de la obra. ¿Y ustedes, quién diría que es el asesino?
En Por los pelos serán testigos y protagonistas de una divertida y
alocada comedia policiaca donde solo ustedes deciden el final
Alberto Sanz Blanco
Periodista @AlbertoSBlanco
Autor: Paul Pörtner
Versión y Dirección: Santiago Sánchez
Reparto: Juan Gea, Rafa Alarcón, Carles
Castillo, Marta Chiner, Lola Moltó y Carles Montoliu
Venta de entradas: https://www.taquilla.com/entradas/por-los-pelos?t10id=1201
Venta de entradas: https://www.taquilla.com/entradas/por-los-pelos?t10id=1201
Lugar: Teatro Príncipe Gran Vía (Calle de
las Tres Cruces, 8, 28013)
No hay comentarios:
Publicar un comentario