Tú
sí. Tú no. Tú eres normal. Tú… no tanto. Por desgracia habremos escuchado
algunas de estas desafortunadas afirmaciones, o incluso nosotros mismos hemos
podido caer en determinar qué se ajusta o no a los cánones sociales. Si desean
profundizar sobre este y otros temas y disfrutar de una obra cargada de realismo
y ternura pueden visitar el Teatro Amaya.
Fabio Marra, autor del texto, nos invita a
conocer a Isabel (Kiti Mánver), quien sobrevive, más que
vive, en un piso antiguo junto a su hijo Miguel
(Gorka Otxoa), un joven
discapacitado, impulsivo y generoso. Sus respectivas vidas transcurren con una
aparente tranquilidad hasta la repentina aparición de su hija mayor, Sandra (María Castro), ausente desde hace más de 10 años. Su llegada
alterará la relación entre ellos, resucitará fantasmas pasados –hasta ahora
ocultos– y, también, aportará una nueva visión sobre sus problemas familiares
con la inestimable ayuda de Claudia (Inés Sánchez).
El
título de la obra me fascinó desde el inicio. Pocas palabras representan tanto
en tan poco. En un mundo donde el individualismo parece primar, donde algunos
continúan empeñados en levantar muros y otros no saben conjugar el verbo
empatizar, esta obra es más necesaria que nunca. Marra, dramaturgo con extensa formación y entregado a su trabajo,
nos presenta un relato pausado, cocinado a fuego lento, hermoso –en ocasiones
duro– pero sobre todo real. El eje central del libreto gira sobre el concepto
de la normalidad. De nuevo, y a pesar de los innegables avances, vivimos en un
mundo donde quien no sigue la senda marcada por la sociedad parece no ser
normal. Pero, como ocurre con estos personajes, tan solo es una mirada
subjetiva. ¿Quién decide qué es o no normal?
Otro
tema latente en el texto del dramaturgo napolitano es el de la incomunicación
familiar. Los protagonistas de la obra tienen miedo ya no solo a exteriorizar
sus emociones sino de cómo serán recibidas por el otro. Sin embargo, poco a
poco consiguen descifrar el idioma emocional y comprenderse. La falta de
entendimiento, en esta ocasión, deriva de los problemas del menor de los
hermanos. Por ello, Marra en el
programa lanza una certera reflexión “¿Qué sucede actualmente cuando un miembro
de nuestra familia depende de nosotros? ¿Existen vidas que no merecen la pena
ser vividas? En tal caso, ¿quién decidiría cuál merece la pena y cuál no?”
Cuestiones que evidentemente no responderé y que invito a los espectadores a
reflexionar mientras visionan la representación. En definitiva, estamos ante
una tragicomedia contemporánea donde la realidad se apodera del texto y donde
las reflexiones de los implicados exhalan lucidez.
El
condecorado dramaturgo, guionista y director, Juan Carlos Rubio, responsable de la dirección y al frente de esta
versión junto a Luis Miguel Serrano,
realiza un trabajo sensacional. Como nos tiene acostumbrados, su batuta viene
marcada por la psicología en el escenario para crear la mayor complicidad entre
todo el reparto, y una vez más lo consigue. Rubio continúa la senda evocadora del libreto y provoca al
espectador dos emociones opuestas: la risa y el llanto. La primera nace de los
puntos, o mejor dicho, contrapuntos del texto pero sin una implementación –y
dada la fuerte carga emocional– quedaría desdibujada e, incluso, fuera de
lugar. Por su parte, la tristeza es tan solo un reflejo de la realidad y es la que tiñe a la obra en su conjunto de
humanidad. Rubio juega con dichas
emociones y marca lo tempos de la representación. En algunos instantes el
tiempo parece detenerse y el espectador se regocijará en escenas tan reales
como hacer la colada o poner la mesa y en otros momentos, la acción cogerá
ritmo para descubrirnos nuevas subtramas familiares.
Resulta
manido afirmar que una obra requiere lo mejor de sus integrantes, pero cuando
el libreto refleja tan bien la realidad, el esfuerzo del reparto debe ser,
incluso, mayor para ponerse en la piel de una familia con una problemática como
la de la obra. El actor y las tres actrices, no solo lo consiguen sino que son
capaces de que el espectador, como así pude comprobarlo, empatice con sus
respectivos personajes.
La
matriarca de la familia es interpretada por Kiti Mánver. Su papel es el de una madre sobreprotectora y
resignada al cuidado de su hijo. Quizá su infinito amor le impida ver la
realidad de la situación e intente ocultarla. Esa obnubilación, acompañada de
evasión, es genialmente interpretada por esta galardonada actriz de cine (Goya
a la Mejor Actriz de Reparto en Todo por
la pasta) y teatro (Premio Ceres por su papel en la obra Las heridas del viento de Juan Carlos Rubio) con innumerables
papeles televisivos. Mánver también
aporta garra y fuerza escénica, lo que provocan las risas de los espectadores.
En definitiva, su manto materno cobija la representación. El primogénito de los
hermanos es Miguel, a quien da vida
un sensacional Gorka Otxoa. Estoy
convencido que conocerán a este cómico participante en infinidad de series
televisas y más de una decena de películas pero también estoy seguro que si
acuden a ver la obra no olvidarán esta interpretación cargada de ternura,
bondad e inocencia. La acción de su personaje trasciende a la de la obra, es un
alma libre incluso aun estando encerrado. El personaje de Otxoa es el más complicado teatralmente hablando pero lo ejecuta
con tanto respeto, cariño y sin ninguna sobreactuación que lo hace fácil e
incluso permite que rasgos de Miguel
como la ecolalia, su efusividad al hablar o su infinita ingenuidad despierten
una sonrisa imborrable a los presentes.
Sin
un elemento desestabilizador o generador de conflictos, este relato perdería interés
narrativo. Ese es el papel de María
Castro, quien da vida a Sandra,
la hermana mayor que ante la falta de cariño de su madre decide irse aunque una
década después regresa, con ínfulas de directiva, para comunicarle algo
importante. Hemos visto crecer en la pequeña y gran pantalla a esta
multi-nonimada actriz de teatro, cine y televisión. Su versatilidad impide
conocer, de antemano, cuál será su registro dominante. En esta ocasión, su
personaje viene marcado por la frialdad, el rencor y le lleva a ser
prácticamente una extraña en la familia. Su decisión será el contrapunto de la
acción y marcará el nudo y desenlace de la misma, aunque también transformará
su forma de ser. Dicha metamorfosis es bien conducida por esta presentadora de
televisión, bailarina y ex gimnasta rítmica. Por último, Inés Sánchez es la encargada de dar vida a Claudia, una joven locuaz, extrovertida y bonachona experta en el
cuidado de personas especiales. Sánchez, filóloga y actriz con extensa formación y participante en casi una veintena de obras
teatrales, es el aire fresco, la encargada de dinamizar la acción y, casi de
forma involuntaria, unirla. Además su papel es principalmente cómico,
imprescindible para rebajar las escenas de mayor tensión emocional y hacer real
la categoría teatral de la obra, comedia.
El
realismo del relato sobrepasa las líneas del libreto y gracias al trabajo
conjunto del equipo técnico y escenográfico el espectador puede apreciarlo y
sentirlo. Curt Allen Wilmer, uno de
los maestro de la escenografía europea, recrea a la perfección una cocina de
corte antiguo con todo lujo de detalles, lugar central de la representación.
Por si no fuera suficiente, en momentos concretos y gracias a una plataforma
giratoria oculta, la escenografía cambia para recrear fríos habitáculos y
cubículos metálicos en consonancia con la acción del libreto y teniendo
presente el juego de los ángulos,
característica intrínseca en el trabajo de Allen Wilmer. El cambio de ambiente, coincidente también con el
emocional, es potenciado por los degradados lumínicos de José Manuel Guerra y el espacio sonoro de Calos Barahona. En definitiva, un trabajo conjunto y sobresaliente
para hacer honor al título de la representación.
Los miembros de esta
familia sirven para despertar al espectador risa y llanto, reflexionar sobre
qué es o no normal y disfrutar de una magnífica actuación, siempre Juntos
Alberto Sanz Blanco
Periodista
Autor: Fabio Marra
Traducción: Fabio Marra y Mariví Arrieta
Versión y dirección: Juan Carlos Rubio
Reparto: Kiti Mánver, Gorka Otchoa, María Castro, Inés Sánchez
Contacto: http://www.teatroamaya.com/index.php/cartelera
Contacto: http://www.teatroamaya.com/index.php/cartelera
Lugar: Teatro Amaya (Paseo del General
Martínez Campos, 9, 28010)
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